Algunos domingos me quedo en cama. Sin desayuno, sin objetivos. Me quedo pensando en todas esas preguntas (afortunadamente mas sencillas que aquellas que me hice hace unos 6 años, pero preguntas al fin y al cabo) y especialmente el día de hoy, recapitulando y recordando.
Sé que en numerosas ocasiones he comentado que creo tener o haber tenido diferentes vidas. Algunas veces ese sentimiento es más fuerte. Ahora por ejemplo, que por cuestiones de estadística, me tocó conocer al amigo de una amiga, tal coincidencia llevándome a buscar entre mis fotos, recuerdos de aquél veráno. Es curioso, pues en este mi refrigerador guardo todo tipo de ideas y pensamientos, pero en mis álbumes de fotos guardo en su mayoría sonrisas. Y la verdad es que el pasado es todo eso y más. Es también ese otro yo, en una vida pasada, aprendiendo y conociendo personas especiales que muy probablemente no volveré a ver, ni abrazar, ni besar. No porque no lo quisiera, sino porque así es la vida.
Pronto terminará también este capítulo. Uno de los capítulos más cortos de mi vida, pero no por eso menos importante. Siento que este tiempo de soledad me ha permitido reencontrarme un poco. He podido también volver a mi pasado en múltiples ocasiones y entenderlo mejor, sin el amargo sabor. El primer encuentro real con la muerte, el recuento de los capítulos de mi vida, las amistades que se cuentan con la palma de la mano. También después de 10,000 días de vida pude poco a poco dar cierre a algunos capítulos inconclusos, voltear hacia el presente y darme cuenta de los excitantes capítulos que tengo por deltante.
A veces me gustaría poder contar todas mis historias, para poder recordarlas con todos los detalles y volver a sonreir y a disfrutar. Darme cuenta de lo mucho que he cambiado y de lo mucho que he aprendido y crecido. Creo que la única persona con el interés necesario para escuchar todas esas historias sería sólamente yo misma.
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