Él se levanta a empezar su día, mientras a ella el sol se le apaga. Ella cierra los ojos soñando con un mañana sin violencia, mientras él baila en la regadera al son de su canción favorita. Ella se preocupa por las cuentas que no alcanzará a apagar este mes, mientras él planea una visita en tren al país vecino. Él sonríe cuando sale el sol, mientras ella espera con ansia que llueva. Ella comiendo picante y él chocolates, con una niñez tan distinta y otra perspectiva en la vida. A los dos se los lleva el tiempo, con las mismas preguntas en la cabeza. Buscando lo que no tienen y desaprovechando sus riquezas. En este mundo, donde nada es perfecto y el desequilibrio abunda ¿qué tiene que hacer los ciudadanos del mundo para encontrarse a sí mismos entre tanta diferencia?
jueves, 31 de marzo de 2011
Viviendo en mundos distintos
lunes, 21 de marzo de 2011
Zombie en la casa del vecino
Son muchas las noches que me han recibido con una fuerte dosis de insomnio. Este problema empezó en mi adolescencia, y con los años he aprendido a controlarlo, o al menos a sobrellevarlo. El problema no son tanto las noches, ya que cuando el insomnio ataca, me siento con mucha energía, pienso más rápido, hasta he terminado varios escritos en esas madrugadas. El problema mas bien, es el siguiente día, y un poco peor si es lunes. A trabajar en horario de oficina. Llego al edificio arrastrando el bolso, con la cara pálida. Ni siquiera el licuado con extra vitaminas puede reanimarme. Me esfuerzo por terminar el dia sin tomar una siesta, porque esto puede desatar una reacción en cadena en la cual no podré dormir en la noche de nuevo. Y literalmente todo el dia me siento como si fuera un zombie. En fin, ya mas tarde será otra noche, otra nueva oportunidad para descansar y poder tener mañana un mejor dia.
Foto de Juegos diarios
martes, 1 de marzo de 2011
Epifanía de la vida adulta
Alguna vez soñé que con el tiempo y el mucho esfuerzo la vida sería más fácil. Pensé que la crisis económica se acabaría y que mi país se levantaría más fuerte. Que algún día conocería a un buen hombre y seriamos felices por siempre.
Desafortunadamente, con el tiempo y la vida adulta me doy cuenta que las cosas nunca se vuelven más fácil. Que lo único constante en la vida es el cambio, y que todos esos cambios cuestan. Que el final feliz de las películas es solo el principio de la vida real. Que la crisis económica no acaba, al contrario, nuestro mundo está en crisis. Pasamos de una devaluación de moneda, a una guerra, a la falta de empleo, a una revolución, a otra crisis. Todo esto causa una desilusión en esta pobre cabeza idealista cansada de la decepción.
No existe un mundo perfecto, no existe el país de ensueño, no existe el hombre perfecto. Ahora lo que existe es la duda en mi cabeza, esa pregunta que hace de motor, ¿Qué puedo hacer yo? Tan finita, tan imperfecta. Mis ideales sobrepasan mis capacidades...